...¡¡¡Qué clase de concierto!!!
Alejandro Fernández salió al escenario poco después de las 9 de la noche y no paró hasta tres horas después, con un brevísimo intermedio para cambiar vestuario durante el cual su espectacular mariachi tocó un par de canciones.
Arrancó bien arriba, con una seguidilla de rancheras que le sirvieron para calentar el ambiente con notas fuertes, melodiosas y sostenidas, como para dejar establecido que condiciones físicas le sobran a su voz. Vestido en negro de mariachi y acompañado por unos 25 músicos y tres coristas se paseó por algunas canciones conocidas y otras menos, pero siempre luciendo sus cualidades.
Tras una hora sin recesos, de repente pasó a repasar algunas de las más famosas canciones de Juan Gabriel -que ya se sabe gusta de complicarle las cosas a los intérpretes- y aprovechó para rematar el segmento con dos de las canciones más conocidas de Luis Miguel, como para que no quede dudas de que si no es mejor, es competencia (y tremenda competencia!!!).
Al cantar cuatro de sus más recientes baladas se le notó como con menos potencia y melodía en la voz y estaba claro que no se podia esperar otra consecuencia después de la tremenda demostración que había dado hasta entonces. Ya hasta pensábamos que iba a cerrar de un momento a otro, pues era evidente que se le estaba "gastando el combustible".
Anunció que las siguientes canciones eran "de Guadalajara para ustedes" y como popurrí soltó "Guadalajara", "Jalisco no te rajes" y "Sigo siendo el rey" y nos dejó pasmados: parecía que recién comenzaba su actuación. Subió los tonos, sostuvo más tiempo las notas, no dió un segundo entre una canción y otra. Ya presumíamos que, tras dos horas de espectáculo, iba a cerrar, así que cuando comenzamos a oir los acordes del "Alma Llanera" -en lo que fue la mjeor versión que haya oído de esta canción- estábamos listos para levantarnos...pero él no.
Todavía cantó una hora más, ahora sí desaforado: hizo lo que quiso con su voz, sostuvo las notas mucho más que lo normal, aquí y allá dió un par de "do" de pecho simplemente electrizantes...y seguía cantando.
Derrochó voz, pero también carisma y sangre ligera. Disfrutó un público entregado desde su salida al escenario y que le lanzó flores, banderas y hasta ajustadores.
Mami cantó, gritó, aplaudió y disfrutó a su antojo. Nosotros también, qué decir!!!
Y es que ante un concierto así...hay que quitarse el sombrero.