A mil metros está Caracas

Caracas, como toda Venezuela, tiene muchísimos atractivos naturales y lugares de interés, según el gusto de cada quien.  Es una ciudad caótica que surgió en un valle a casi mil metros sobre el nivel del mar amparada en la sombra de una preciosa cordillera que los aborígenes llamaban Guaraira Repano y luego alguien rebautizó como “El Ávila” y cuyas cimas se elevan todavía otros mil metros más. Del otro lado (al sur) una buena cantidad de montañas, que fueron ocupándose poco a poco por viviendas e incorporándose al tramado urbano, surgiendo las calles curvas que se entrelazan como un gigantesco plato de espaguetis y que ofrecen vistas espectaculares desde sus recodos ascendentes.

Orientada casi de este a oeste, topada al norte por el Ávila (¡regalo de Dios!) y casi sin lado sur, tiene sus mejores momentos en la zona que va del actual centro geográfico hacia el este sin llegar a su extremo, ocupado como el extremo oeste por urbanizaciones entre modestas y pobres cuyo principal atractivo es el desafío a las prácticas comunes de la arquitectura y la ingeniería.

Habitada por una mezcla aborigen-española-africana-italiana-judía-árabe con resultados sorprendentes, la ciudad hace a su gente esclava de la belleza o, al menos, el buen ver, así que lo mejor que uno disfruta es pasear por las calles y mantenerse al tanto de quien te pasa por el lado.

Sin embargo, si hay que recomendar lugares imperdibles al estar en la alguna vez llamada “la sucursal del cielo”, estos serían los de mi selección:

Para ir a pie:

·         El Teleférico al Ávila, para admirar una buena parte del valle tras una experiencia especial al subir en los carritos ·         La Casa Natal de Bolívar y La Plaza Bolívar, en lo que fuera el centro de la ciudad
·         La Plaza Los Próceres, complejo monumentario de mármoles y fuentes grandioso y bien proporcionado ·         El Parque del Este, con sus agradables caminerías
·         La localidad de El Hatillo, al sureste, con sus casitas de tejas y sus restaurantes de muy buen comer ·         La Fuente Luminosa de Plaza Venezuela, recién remodelada y con espectáculo de luces y música ·         La Colonia Tovar, a 50 km de la capital, de más de 150 años de fundada por colonos de la selva negra alemana, un pedazo de Europa a poco kilómetros del Mar Caribe ·         Las urbanizaciones Altamira y Los Palos Grandes, en realidad un grupo de unas 20 manzanas en el noreste, con varios de los más bonitos edificios, muchos restaurantes y algunas galerías de arte y uno de los no muchos lugares que todavía invitan (y permiten) caminar descansadamente y hasta la noche ·         La urbanización Las Mercedes, plana y con algo de todo menos viviendas, buena de día, mucho mejor de noche ·         La Chocolatería La Praliné, el paraíso del chocolate con ranking entre las mejores del mundo ·         El Centro de Arte La Estancia, un verdadero oasis de paz y a veces de exposiciones de calidad ·         El Museo de Artes Contemporáneo, con su imponente arquitectura y una colección digna de repasar de vez en cuando ·         El Teatro Teresa Carreño, de preciosa figura, excelente acústica y adornado profusamente con obras cinéticas de Soto ·         El Centro de Arte Murano en Potrerito, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, con su fábrica y su bellísima exposición ·         El Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, magnífica para escuchar un buen concierto y ubicada en un campus muy bien pensado aunque no bien mantenido ·         Los centros comerciales, nuestros actuales boulevares para estar en la calle sin mojarte ni ensuciarte y con seguridad. De ellos los más completos, modernos y bonitos son el San Ignacio, el Sambil, el Millenium, el CCCT, el Boleíta Center, el Paseo El Hatillo y el Tolón Fashion Mall., todos con proliferación de lugares para comer, cines, tiendas y pasillos para ver y dejarse ver. A unos 25 km de la ciudad está el amplio y cómodo La Cascada. ·         Los buhoneros de la Plaza de Las Tres Gracias, donde consigues todo cuanto se haya puesto en soporte digital ·         Cualquier lugar desde el que se vea una gran sección del cerro Ávila, el mejor y más cambiante marco escenográfico a que pueda aspirar ciudad alguna, precioso cuando no hay nubes, o cuando hay unas pocas blancas, muchas oscuras o un poco de todo
Para recorrer en carro:
·         La Avenida Boyacá ("Cota Mil"), en realidad una autopista que va desde el centro hasta el extremo este delimitando el verde Ávila de los espacios urbanizados
·         La Autopista Francisco Fajardo, que divide a la ciudad en dos y la recorre de punta a punta con tráfico de mil demonios de lunes a lunes y de 12 a 12 ·         La ciudad de noche en navidad, especialmente las principales avenidas y algunas de las calle del este   Hay quien dice que “Caracas es vista y comida” porque la gastronomía es excelente, desde la experiencia cultural que significa comerse un perro caliente en un “asquerosito” hasta los más visitados y costosos restaurantes   ·         De carne: Amazonia Grill, Maute Grill  y Madero (en Las Mercedes) y El Alazán y el Lee Hamilton (en los Palos Grandes) ·         De cocina internacional: Astrid & Gastón, Malabar, Mokambo y Antigua (Las Mercedes); Alto, Il Grillo, Lola, Aprile, Pacífico, Atlantique, Catar (Los Palos Grandes) ·         De cocina italiana: Evio´s Pizzas (las que más me gustan), Panini (Los Palos Grandes) y Positano (Las Mercedes) ·         De comida venezolana: La Casa del Llano, en Las Mercedes ·         Panaderías / pastelerías: Saint Honoré, y La Nugantina en Los Palos Grandes  y cualquiera de las sucursales de Miga´s son excelentes lugares para desayunar, almorzar o llevar dulces exquisitos   Para conocer al caraqueño:   ·         Comer un par de perros calientes (imposible conformarse con uno solo) en alguno de los cientos de carritos conocidos como “asquerositos”, con una rotación de clientes impresionante…”con todo”, o sea, cátsup, mostaza, mayonesa, cebolla picada, papitas fritas mínimas y un poco de queso rallado; allí mismo se puede elegir algo más sustancioso, como una hamburguesa también “con todo”, que en este caso incluye un huevo frito y una tajada de aguacate (¡!!!!) ·         Ir al estadio de béisbol a un partido entre los equipos más emblemáticos de acá: el Caracas y el Magallanes es un reto para los oídos (gritos, abucheos, ovaciones, discusiones) y para la resistencia a la cerveza. Algunas zonas del graderío son también pasarela para mostrar “las lolas” recién puestas ·         La travesía hasta la Colonia Tovar es suficiente para entender la vida caraqueña: dos y tres canales de circulación que se convierten en uno o que se quedan en uno por los carros estacionados, los autobuseros que paran en medio de la calle bien sea para dejar pasajeros o para saludar a algún conocido aguantando toda la inmensa cola que va detrás, la gente por el medio de la calle caminando o vendiendo algo, o tomándose una cerveza… ·         Sacar el tema “Miss Venezuela”, del que muchos juran no saber nada pero del que todos están al tanto: las cirugías, Osmel, las respuestas de las candidatas, la parodia del canal rival y las favoritas, todo un aparte en el universo local   Hasta que no haga la mayor parte de estas cosas, mejor no diga que ha estado en Caracas.