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Wishes come true!

24 de Septiembre, 2009  ·  lugaresparasiempre



Wishes come true...at least sometimes!

 

 

Cuatro días en New York me habían dado una idea más precisa de ese algo especial que ha convertido a los Estados Unidos en el país que es. La visita al Magic Kingdom de Disney en Orlando como que le puso la tapa al pomo.

 

Un contacto de Fide con algún cubano nos permitió no sólo pagar menos por los boletos de entrada, sino que nos dio ideas acerca de qué visitar, el que luego se comprobaría indispensable uso de la silla de ruedas para mami y la inestimable ventaja del “fast pass” para evadir las colas y aprovechar el tiempo en cosas útiles. Una vez dentro del sistema de parques uno ya se mantiene con la boca abierta del asombro, no importa cuánto hagas.

Por comodidad estacionamos la van en MGM Studios, así que primero que todo tuvimos que abordar un autobús para llegar hasta el terminal de los trenes monorriel y los ferrys. Escogimos el tren para ganar tiempo y para complacer al Sammy. Era la primera vez yo que montaba en uno de este tipo y es fabuloso no sentir los saltitos habituales de este medio de transporte. Vagones amplios, limpios, preparados para sillas de ruedas y coches y con capacidad para cientos de personas. Trenes de seis o siete vagones que salen uno detrás del otro para poder movilizar a la imponente cantidad de turistas. Unos cinco minutos de recorrido sabroso y llegas por fin al parque que representa el ícono del conjunto, con Mickey esperándonos y todo.

 

Qué bien puesto el nombre de Reino Mágico!. Efectivamente logran sacarte de la realidad cotidiana ya desde la puerta de entrada, cuando accedes a una calle con un magnífico castillo al fondo y  asumes que eso que tienes delante no son personas disfrazadas, sino ardillas grandes, o el perro Pluto. Tiendas a uno y otro lado de la angosta callecita por la que llegas a una pequeña plaza con la escultura de Disney y Mickey.

 

Al fondo, en la antesala del castillo, la espectacular “Cinderellabration”  celebración de la boda de Cenicienta con el príncipe, acompañada de la Bella Durmiente, los enanos y hasta Aladino y la novia. No importa el sol de las diez de la mañana, ahí te van los fuegos artificiales al son de las acordes finales de las canciones y subrayando que los deseos se pueden convertir en realidad.

 

Tras semejante bienvenida todo lo que hagas y lo que veas será perfecto. Pero es que al final de la jornada caerás en cuenta que también es perfecto lo que NO ves, pues el goce del parque incluye una limpieza a prueba de madres exigentes y cero cables, almacenes, latones de basura, vestidores o actores descansando. Gente hay por montones, pero los espacios son amplios, la organización excelente y la información precisa. Al llegar a cada atracción puedes enterarte de cuántos minutos tardarás en entrar a disfrutarla.

 

Por casualidad comenzamos con un recorrido en botes por las culturas del mundo. “Es un pequeño mundo” (It is a small world”) es una de las atracciones ubicadas en edificios cerrados y consiste en un delicioso paseo por un “río” en cuyas orillas decenas de muñecos vestidos con trajes típicos de muchas partes del mundo cantan y bailan una misma canción, que cambia de ritmo según el continente o el país. Bien simpática la pareja andaluza, aunque les hace competencia el trío de bailarinas de can-can, o el grupo de inditas hawaianas. El recorrido está lleno de curvas para lograr efectos visuales, de muñecos en las orillas o en alfombras voladoras en el aire, de música y de juegos de luces. No han pasado diez minutos y de pronto te encuentras en el mismo muelle donde abordaste y donde todo está preparado para que desciendas sin interrumpirse la marcha, mediante un ingenioso sistema de pasillo que avanza a la misma velocidad que tu bote.

 

Hasta ahora todo era “bonito”, pero el cine en tercera dimensión de “Philarmagic” nos ubicó en el ámbito de la proeza tecnológica. En formato de película Mickey se dispone a dirigir la orquesta -de instrumentos sin músicos- y tiene que abandonar el estrado, momento que aprovecha Donald para tratar de asumir el rol. Todo va bien, excepto que una flauta rebelde quiere retozar en lugar de interpretar la música y el pato pasa unos cuantos minutos persiguiéndola y tratando de obligarla a tocar. En un momento determinado Donald logra atraparla y la lanza en dirección al público…que brinca en sus asientos por el efecto facilitado por los lentes especiales y que provoca que todos se echen hacia atrás en sus butacas. Tan bien quedó que Sammy empezó a llorar. Este efecto se repite algunas veces más, una de ellas cuando Donald lanza un cubo de agua y en tu silla te salpicas con unas goticas, mientras en otra ocasión, en una pastelería, te llega directo a la nariz el olor del pastel de manzana.

 

En el estilo del paseo por las hojas de un libro en tercera dimensión recorrimos en barquitos voladores el cuento de Peter Pan, en coches la historia de la Bella Durmiente y en no-me-acuerdo-qué la de Winnie the Pooh, aunque el que más nos gustó por sus personajes fue el de “Piratas del Caribe”, con muñecos perfectos donde los perros eran mejor que reales. Fue exactamente como hojear un libro, a una velocidad que permitió captar toda la información pero saliendo segundos antes de que empezara a resultar reiterativo.

 

El tren a vapor que recorre todo el perímetro del parque fue también muy disfrutado, en especial por la prioridad que dieron a la silla de ruedas de mami, con rampita especial para abordar el primer vagón junto con todos los zánganos. Nos montamos y bajamos en la misma estación, a unos metros de las casas de Minnie y de Mickey. Por ahí mismo está ubicado un pequeño parque infantil al que Sammy dio unas treinta vueltas como caballo desbocado.

 

A las tres vimos el desfile “A dream come true parade” con una buena parte de los personajes a pie y en carrozas, comenzando con Mickey y cerrando con la Bella y la Bestia.  Este resultó un bonito ejemplo de lo que se puede hacer en pocos minutos con muy buen gusto y estimo que lo hacen justo a esta hora para obligar a los visitantes a descansar mientras se apostan a ambos lados de la calle para esperar y luego admirar el desfile. Previamente habíamos almorzado unos suculentos hamburguers y hot dogs en un restaurante que simulaba la casa de Gepetto y Pinocho.

 

Hacia el occidente del parque están Adventureland y Frontierland. En el primero escalamos la fabulosa casa en el árbol de los Robinson (me pregunto cómo fue que abandonaron semejantes comodidades), giramos veinte veces en las alfombras de Aladino y disfrutamos muchísimo de un paseo en bote rústico guiados por un muchachito sensacional, quien nos condujo a través de los ríos del mundo, lo que nos permitió observar en las orillas a los indios norteamericanos, manadas de búfalos, gigantescos cocodrilos que abrían la boca peligrosamente cerca de nuestra embarcación y, ya en Africa, varias manadas de elefantes haciendo travesuras en el agua y aprovechando las cascadas para tomar baños al sol.

 

En lo que esperábamos el acceso a la montaña rusa dentro de una “mina” nos dio por meternos en el Country Bear Jamboree, un teatro con música country animado exclusivamente por osos y donde la estrella era nada menos que una preciosa osa blanca que bajaba del techo en un columpio con todo el glamour de una figura de Broadway. Tan “sexy” era la osita que hasta el reno y el búfalo colgados en la pared como trofeos de caza tuvieron que elogiarla…

 

Al fin nos montamos en los carritos de la montaña rusa, única atracción donde no permitieron el acceso de Sabrinita (mami se quedó con ella). Disfrutar de Big Thunder Mountain Railroad es hacer lo que Indiana Jones en aquella película, desplazándonos a buena velocidad en los carritos de la “mina abandonada”.

 

Ya cayendo la tarde atravesamos el parque de oeste a este para alcanzar Tomorrowland, donde sin embargo estuvimos poco tiempo, apremiados por la comida de los chiquitines y por la inminencia del desfile nocturno y del espectáculo de fuegos artificiales. Sin embargo, alcanzamos a viajar por toda esa parte del parque en unas naves especiales que hicieron un refrescante recorrido.

 

A las nueve de la noche comenzó la nueva “parade”, a la que yo auguraba pocas diferencias con respecto a la que habíamos visto seis horas antes. Nunca me había equivocado tanto, pues incluso apagaron las luces del centro del parque para dar mayor destaque al desfile. De nuevo carrozas, de nuevo personajes de las principales historias de Disney a pie entre una y otra, pero todos, en la calle o sobre las plataformas móviles, llevaban trajes de decenas de luces de colores que cambiaban reiteradamente, todas al mismo tiempo en un alarde de sincronización que no dejaba dudas acerca de su control remoto. Este ya fue un desfile de casi una hora, con muchos más espectadores que el de la tarde, y no por gusto.

 

Y cuando quedaba esperar una bonita despedida del día llegó el espectacular Wishes. Una voz comienza a animar a todos a vivir teniendo sueños-deseos y, al tiempo que se escuchan las conocidas melodías que han servido de tema a las películas más conocidas de Disney, comienzan a salir fuegos artificiales como respondiendo a los comentarios o la música. El castillo, centro del espectáculo, comienza a cambiar de colores según el cuento que se esté relatando y, como saliendo del mismo cielo, nos pasa por encima en vuelo de unos buenos doscientos metros Campanita luciendo un impecable vestido con decenas de lucecitas y dirigiéndose desde lo más alto del castillo hasta uno de los extremos del parque, justo por allá por Tomorrowland.

 

No se puede evitar que la piel se te ponga “de gallina” ante lo que ves y oyes. Es media hora de cielo adornado por increíbles combinaciones de colores, bengalas que se cruzan, corazones formados por explosiones pirotécnicas, música preciosa y recuerdos de las películas más entrañables para los niños de cualquier edad, más aún para los que ya peinan canas y se encuentran sometidos por primera vez a tal sensación.

 

No es posible quedar al margen de la convocatoria a “Make a wish” que con tanta vehemencia y belleza visual y acústica te hacen. Si, esta vez, el “dream” realmente “CAME true”

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publicado por lobelloesvida a las 09:06 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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