Un dia de pronto Ariel- ya un muchachon con bastante criterio- me dijo que queria que en mi proxima visita a Miami fueramos a un juego de pelota "aunque sea de los Marlins". Y es que el equipo floridano lleva varias temporadas haciendo mas que todo papelazos, pero igual la idea era tener la ocasion de plantar nuestra bandera en la tradicion familiar de ir a los estadios de beisbol.
Nos llevamos al Sammy-todo-ojos con nosotros, salimos guiados por lo que vi en internet para llegar hasta el bien lejano Sun Life Stadium al que seria el segundo juego de la jornada por adelantar el del dia siguiente ante la amenaza del ciclon y llegamos relativamente rapido. Las entradas las pago Ariel, que invito, y nos sentamos entre primera y right field encima del dogout de los Marlins.
La impresion que causa la entrada al graderio de un estadio de beisbol desde los pasillos es siempre impactante, por la diferencia de iluminacion y el colorido del escenario interno del parque. Y en el estadio actual de los Marlins me encanto ver las caras de asombro y complacencia de ambos muchachos por llenarse los ojos con tanta belleza: el intenso verde de la grama en contraste con la arcilla del infield, el graderio circular, las enormes pizarras encima del right center y de tercera y la cinta electronica que recorria el perimetro interior del graderio con 360 grados de informacion y color.
Ya en el camino habia tratado de explicar a Sammy acerca de la esencia de este apasionante deporte sin recordar que el habia estado en una escuela de beisbol, a pesar de lo cual el me dejo terminar la perorata. Dentro y sentados a unas pocas filas del terreno me quedo lucirme con mis conocimientos de la anotacion de las jugadas mientras Ariel lo hacia con su habilidad para reconocer los peloteros y Sammy-todo-oidos con su imperturbable atencion a todo lo que le rodea.
Claro que cuando compramos las bebidas (cerveza, gatorade y agua en orden de edad) brindamos por nuestra experiencia y por quien de seguro estaba con una sonrisa enorme viendo que la tradicion familiar se extendia y, por que no, porque una vez mas estaba en nuestras mentes. Ariel me indico que dificilmente veriamos alli un arcoiris, pero ambos entendimos que no hacia falta...
Uno a cada lado los puse para pasarles el brazo por encima y disfrutarlos. Que como quedo el juego? 1 millon a cero, a favor de nosotros